EL MILITANTE SALTA – POR IGNACIO UNZUÉ: Cuando la dialéctica y la diatriba se terminan y hay que poner en juegos las ideas y éstas no existen, entonces se recurre a la protesta, cuando no a la calumnia. La política y más en estos tiempos precisa del debate de las ideas antes que de los gestos caprichosos.

La reacción de los diputados antes olmedistas y ahora libertarios, y mañana vaya a saber qué cosa, no se compadece con un espíritu patriótico, lo cual marca la contradicción que los anima porque el Acto del pasado día 17 de Junio, estaba teñido de rememoración y respeto a una figura insigne de la talla del General Martín Miguel de Güemes.

Se podrá criticar a esto que se llamó “Pacto de Güemes”, podrán señalarse errores y oportunidad; todo es posible, pero lo importante, lo de fondo, aquello que marca la diferencia debería haber estado en el antes y no en el después, con el hecho consumado. Diciéndolo de otra manera, los diputados ahora libertarios, debieron haber planteado estrategias alternativas de un vuelo político más alto aún que la invitación ofrecida por el Ejecutivo salteño. Esto sí habría sido una actitud política.

Hubo sin duda un acto premeditado por parte de este grupo “libertario”. Podados de ideas potentes como para rebatir el “Pacto de Güemes”, pensaron que sería un gesto político levantarse y fugarse del Desfile en lo que constituyó una clara actitud de desprecio hacia la figura del Prócer y de todo el pueblo salteño, porque los salteños que colmaron como cada año las calles no asisten por el acto político que sí representa esa parada, sino en homenaje al General Güemes. Hasta se podría tildar de apátrida la reacción de este grupete.

Papelón y después…

En el palco se encontraba la vicepresidente de la Nación, Victoria Villarruel, quien dio a todos, a esos diputados primero que a nadie, una clase de alta política, de señorial comportamiento y sobre todo de respeto a todo el entorno y su significado patriótico.

Es cierto que por su investidura por más desacuerdo que tuviera con el gesto del gobernador, Gustavo Sáenz,  y el documento que se le entregó, jamás se hubiese retirado, primero porque es una argentina que siente el peso del patrimonio histórico que representa, es una dama y es una mujer con una significativa ubicación política.

Mientras la claque de diputados consumaba su bufonada «pour la galerie», la señora vicepresidente, recibía el Documento que reseñaba el espíritu del “Pacto de Güemes” y expresaba que: “Estoy muy contenta de acompañar al Gobierno salteño y darles un gesto desde el Gobierno nacional. Hoy vamos a escuchar el Pacto de Güemes y lo voy a trasladar al Gobierno”, expresó la vicepresidenta en declaraciones a medios locales. “Salta es una provincia aliada y como el resto de las provincias tiene una importancia capital, por eso vengo hoy en una de las fechas patrias más importantes”. Muy significativo para el gobernador Sáenz y lapidario para los desatinados “representantes del pueblo”.

El gesto de la vicepresidente, Villarruel, no es menor, porque deja literalmente “pedaleando en el aire” a sus propios adeptos y les enseña la altura política a la que hay que volar. Les demostró lo que significa tener clase y nivel, y seguramente podría haber expresado contundentes argumentos si acaso fuera que no estaba de acuerdo con la situación, pero no lo hizo: se llama ubicación.

Ya es recuerdo este 17 de Junio y el “Pacto de Güemes” ya echó a correr su suerte. El gobierno de Salta fijó una posición frente al gobierno central sustentado con el apoyo de toda la comunidad salteña. Vendrá ahora el tiempo de la gestión y la negociación política, pero lo que ha quedado claro es que lamentablemente, en la Cámara de Diputados de la Nación, la provincia de Salta tiene representantes que no están a la altura de los tiempos ni de los acontecimientos.

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