EL MILITANTE SALTA – REDACCIÓN. – Todo intento de quebrar el Orden Democrático debe ser repudiado sin reticencias. Siempre las dictaduras dejan heridas muy profundas en el tejido social como resulta de la experiencia de nuestro país que tras cuatro décadas no logra superar las consecuencias del último golpe de Estado en 1976.

Por eso creemos que en tiempos de turbulencia política, el valor de la democracia se vuelve aún más evidente. La estabilidad, la paz y el desarrollo de una nación dependen en gran medida de la solidez de sus instituciones democráticas. Cualquier intento de quebrar el orden democrático no sólo representa una amenaza para el gobierno en funciones, sino también para la esencia misma de la convivencia pacífica y el progreso social.

A lo largo de la historia, numerosos países han experimentado intentos de golpes de estado y subversiones del orden democrático. En América Latina, la memoria de dictaduras y regímenes autoritarios sigue viva, lo que subraya la importancia de proteger y fortalecer a la democracia.

Recientemente, Bolivia ha sido escenario de una crisis política con acusaciones de intentos de golpe de estado, donde la aprobación de la Ley Antiprórroga y la reacción del Movimiento al Socialismo (MAS) llevaron a un intento de desestabilización del gobierno de Luis Arce. Este evento ha generado una condena generalizada tanto a nivel nacional como internacional, al que nos sumamos como militantes de la Democracia

Estamos convencidos de que en una democracia el poder emana del pueblo, por definición; entonces, cualquier intento de usurpar ese poder a través de la fuerza o la coerción es un acto de traición a la voluntad popular. Los ciudadanos tienen el derecho y el deber de elegir a sus representantes a través de elecciones libres y justas.

De allí entonces que siendo el periodismo el “diario mural” de la sociedad, prediquemos la defensa de las Instituciones democráticas pues son la columna vertebral de un Estado de Derecho. Adherimos por supuesto a la tradición división de Poderes en el entendimiento también de que el Ejecutivo, Legislativo y Judicial deben funcionar de manera independiente y sin interferencias externas. Los intentos de subvertir estas instituciones socavan la Justicia, la Igualdad y la Libertad.

Resulta entonces primordial fortalecer el sistema educativo a fin de fomentar una Cultura de la Democracia a través de la educación cívica.

En este contexto la Prensa es la piedra angular sobre la que descansa el valor de la opinión pública para que los ciudadanos estén informados y así sean más capaces de defender sus derechos y de participar activamente en la vida política de su país.

Participación Ciudadana

Pero la democracia no se limita a votar cada cierto tiempo. La participación activa de la ciudadanía en los asuntos públicos, a través de consultas populares, referendos y otras formas de participación directa, fortalece el tejido democrático. Por supuesto, la reorganización de los partidos políticos es clave para lograr una Democracia saludable.

Así, los gobiernos democráticos deben ser transparentes y rendir cuentas a sus ciudadanos, porque la corrupción y la opacidad debilitan la confianza en las instituciones y fomentan el descontento y la desilusión con la Democracia.

En ese contexto, entendemos que el diálogo y el consenso son herramientas fundamentales para resolver conflictos. Los líderes políticos deben estar dispuestos a negociar y buscar soluciones pacíficas a los problemas del país y de las provincias.

En conclusión, nos alineamos en la defensa del Orden Democrático y la adhesión irrestricta a los principios democráticos que son esenciales para el desarrollo y la estabilidad de una nación.

Repudiar cualquier intento de subvertir la democracia es un deber de todos los ciudadanos y de la comunidad internacional, porque solo a través de un compromiso firme con los valores democráticos podemos asegurar un futuro de paz, justicia y progreso para todos.