EL MILITANTE SALTA – REDACCIÓN. – No es periodismo, porque no hay noticia ni se critica alguna postura política. Tampoco es política porque no contribuye en nada si fuera oposición. Es simplemente basura mediática. En estos términos se puede definir a una serie de posteos en la red Tik Tok, donde se utiliza la figura del gobernador, Gustavo Sáenz, con el sólo fin de ridiculizarlo, proponiendo una sucesión de imágenes seguidas de apodos infamantes.
No se trata de ocuparnos del tema porque se le pegue al gobernador, sino, primero porque que hay que mantener un respeto por la investidura; luego, porque no es el procedimiento que convenga ni que aporte absolutamente nada al mejoramiento del sistema democrático. Hoy se le pega al gobernador, mañana cualquiera puede ser víctima de este procedimiento espurio: un profesional, un periodista, cualquiera.
La gravedad que subyace en este tipo de operaciones anónimas es que se pone en riesgo la honra y el honor de cualquier ciudadano. Las redes sociales permiten esa promiscuidad donde se puede manchar el buen nombre y honor de una mujer, de un padre de familia, de un clérigo. Es como desplumar una gallina contra el viento, jamás se volverán a juntar las plumas.
Si bien las redes sociales se han convertido en una herramienta poderosa para la comunicación y la expresión de ideas, sin embargo, también han dado lugar a una forma de periodismo barato -si se puede llamar así- que se aprovecha del anonimato para ridiculizar y atacar a figuras públicas sin responsabilidad alguna. Un claro ejemplo de esto es la reciente campaña de desprestigio contra el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, o contra el intendente de la Capital, Emiliano Durand.
Se puede y hasta es lícito no compartir determinadas políticas públicas, pero para eso el sistema democrático habilita el debate y la crítica constructiva, es decir, hay que oponer ideas.
El anonimato en las redes sociales permite a los detractores lanzar no críticas sino burlas y hasta calumnias sin enfrentar las consecuencias de sus acciones. En lugar de presentar argumentos sólidos y bien fundamentados, estos «periodistas» de bajo calibre prefieren recurrir a la mofa y el sarcasmo, evitando cualquier forma de debate constructivo.
Lo más preocupante de esta situación es la evidente falta de ideas para discutir. En lugar de abordar los problemas reales y proponer soluciones, los críticos anónimos se centran en ridiculizar al gobernador Sáenz, al intendente Durand, o a cualquier funcionario público. Este tipo de periodismo solo empobrece el debate público y aleja a la ciudadanía de los verdaderos problemas que enfrenta la provincia.
El Impacto en la Opinión Pública
La constante exposición a este tipo de contenido influye negativamente en la opinión pública, porque la ridiculización y los ataques personales desvían la atención de los temas importantes y fomentan una cultura de desinformación y superficialidad. Los ciudadanos merecen un periodismo que informe, eduque y fomente el diálogo, no uno que se esconda tras el anonimato para lanzar ataques sin fundamento.
En suma, la utilización de las redes sociales para ridiculizar al gobernador, al intendente o a cualquier ciudadano público desde el anonimato es un ejemplo claro de ausencia de argumentos que coloca a sus autores en un plano francamente subversivo, ya que no se trata de oposición ni de combate de ideas políticas sino de una suerte de conspiración tendiente a socavar la integridad del atacado, repetimos, sea quien sea.