EL MILITANTE SALTA – POR Dr. BARTOLOMÉ BASURTO. – En un asombroso despliegue de inspiración y originalidad, el político salteño Miguel Nanni ha decidido emular las tácticas de uno de los grandes maestros de la democracia moderna: Nicolás Maduro. Porque, ¿para qué complicarse con elecciones legítimas cuando uno puede proclamarse vencedor con estilo y facilidad?

En su afán por simplificar las cosas, Nanni ha adoptado la estrategia infalible de Maduro: anular a todos los participantes de las elecciones. ¿Por qué permitir que la gente vote cuando ya sabemos quién es el mejor candidato? ¡Qué pérdida de tiempo! Así, en un acto de eficiencia sin precedentes, Nanni ha dejado fuera de juego a cualquier rival potencial. Porque, seamos claros, nada como un poco de exclusión estratégica para asegurarse de que el camino al poder esté despejado. La competencia solo crea confusión y estrés innecesario.

El Voto es Sobrevalorado

El acto de votar, una tradición obsoleta según este nuevo paradigma. «¿Votar? ¿Para qué?» pregunta Nanni con una sonrisa. Después de todo, el mejor gobernante no necesita la validación de las urnas. Es un hecho conocido que los mejores líderes se autoproclaman, tal como nos ha enseñado el maestro Maduro.

En un movimiento que dejaría a cualquier demócrata rascándose la cabeza, Nanni ha decidido que las urnas son un anacronismo innecesario. ¿Qué sentido tiene permitir que la gente vote cuando el resultado ya está decidido? En la nueva era de la política eficiente, el voto es simplemente un formalismo superfluo.

Fraude Transparente

No contento con simplemente eliminar la competencia y el voto, Nanni ha llevado el concepto de fraude a un nivel artístico. En un despliegue de creatividad, ha mostrado cómo un fraude bien orquestado puede ser una obra de arte. Todo esto, por supuesto, en nombre de la transparencia. Porque si todos sabemos que es fraude, ¿realmente cuenta como fraude? En un alarde de honestidad brutal, ha mostrado cómo manipular elecciones sin ruborizarse. Total, todos saben ya de antemano cuál será el resultado. ¿O no?

Proclamándose Ganador:

En una ceremonia que quedará para los anales de la historia (o al menos para los memes de las redes sociales), Nanni se ha proclamado ganador a través de su polla, Soledad Farfán     y continuará manejando los destinos de ese retazo de partido que alguna vez fue la Unión Cívica Radical de Salta. Sin oposición, sin votantes, sin escrutinio. Solo él y su victoria inevitable. Porque, en la era de Nanni-Maduro, los verdaderos líderes no necesitan más que su propia convicción para gobernar.

En un mundo donde la democracia se toma demasiado en serio, Miguel Nanni ha demostrado que la autoproclamación es el camino del futuro. Con pasos firmes en la senda de Nicolás Maduro, ha simplificado el proceso electoral hasta reducirlo a su mínima expresión: un líder, una victoria, ningún votante.

Con un toque de exclusión, una pizca de eliminación del voto y una generosa dosis de fraude, ha redefinido el camino hacia el poder. Porque, después de todo, ¿quién necesita elecciones cuando uno puede proclamarse líder por su propia cuenta?

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