EL MILITANTE SALTA – REDACCIÓN. –  A menos de 24 horas de que el Senado aprobara la Reforma Jubilatoria, el presidente de la Nación, Javier Milei, volvió a manifestar su oposición a través de sus redes sociales, anunciando su intención de vetar la ley.

El posible veto del presidente Milei significaría que al menos un 8 % de aumento que podrían haber percibido los jubilados se perdería. Desde enero podrían haber recibido algún dinero más en sus haberes, pero este veto representaría que para Milei lo único que vale son los parámetros económicos y no el bienestar de los ciudadanos, menos todavía los más ancianos.

En términos reales, para que un aumento jubilatorio tuviera un impacto real, la jubilación mínima debería partir de una base estimativa de $480 mil, muy lejos de los actuales $200 mil; así, un aumento del 4,5 o 3 % no representa casi nada.

A pesar de los aumentos mensuales, la mayoría de los jubilados sigue por debajo de la línea de pobreza, con un número estimado de más de 3 o 4 millones de jubilados en la indigencia. El estado es tal que el jubilado que se enferma no tiene ni para los remedios, mientras que los turnos del PAMI se hacen casi imposibles.

De esta forma, el posible veto de Milei a esta reforma expone una tensión fundamental en su política: la prioridad de la estabilidad financiera sobre las necesidades sociales urgentes. Si bien es comprensible la preocupación por la sostenibilidad del sistema, no se debe ignorar la situación crítica de millones de jubilados que dependen de estos aumentos para sobrevivir. Es crucial encontrar un equilibrio que no deje a nuestros mayores desprotegidos en un momento en que la crisis económica sigue golpeando con fuerza.