EL MILITANTE SALTA – REDACCIÓN. – En la jornada de ayer, sábado 24 de agosto, el Presidente de la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones, Ing. Pablo Lázaro, visitó la sede de la Universidad Nacional de Salta donde brindó una conferencia titulada: “Libre pensamiento: Su importancia para la sociedad”, cuyos principales conceptos presentamos a continuación.

“Es un honor para nosotros, como Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones, poder brindar nuestro apoyo a los proyectos científicos que nacen en nuestra nación. La promoción y el respaldo a la ciencia y la tecnología en Argentina son compromisos que asumimos con orgullo, y es en este contexto que hoy reafirmamos nuestro apoyo a las iniciativas que emergen desde las universidades y centros de innovación. En ese sentido, es un honor visitar esta Casa de Altos Estudios.

Recientemente, tuvimos la oportunidad de observar el trabajo de un grupo de jóvenes universitarios que desarrollaban una nueva tecnología en el campo de la ingeniería y la informática. Este proyecto consistía en un avance tecnológico para la eliminación de virus y bacterias intrahospitalarias mediante un sistema de electrificación a nivel subatómico. Lo que estaban creando era una solución acuosa, una especie de agua especial, que al impregnar las superficies hospitalarias eliminaba de manera eficaz cualquier rastro de virus y bacterias. Este trabajo, realizado por jóvenes argentinos de tan solo 20 a 25 años, demuestra el enorme potencial que existe en nuestro país cuando se cuenta con el apoyo necesario para el desarrollo de ciencia e innovación.

Este tipo de iniciativas refleja el espíritu que también promovemos en la Masonería: el libre pensamiento, la diversidad de ideas y el compromiso con la sociedad. La Masonería, como institución filosófica, filantrópica, laica y progresista, fomenta el pensamiento crítico y la unión de voces diferentes. En un tiempo donde el libre pensamiento es más necesario que nunca, es vital que sigamos impulsando espacios donde la pluralidad sea la norma y no la excepción. Nuestra misión ha sido siempre la de unir a aquellos que piensan diferente, buscando acuerdos y fortaleciendo la convivencia en la diversidad.

La Masonería no solo enseña a través de símbolos, promoviendo la interpretación individual y el cuestionamiento constante, sino que también busca formar ciudadanos activos, comprometidos con la construcción de un mundo mejor. En este sentido, estamos convencidos de que apoyar a la ciencia, la tecnología y la innovación es esencial para el progreso de nuestra sociedad.

El método de la Masonería se basa en trabajar desde el consenso. En lugar de enfocarse en las diferencias parciales, la masonería promueve construir a partir de lo que se acuerda. A medida que se avanza en este proceso, uno empieza a comprender que el otro no es un enemigo, sino un ser humano con quien compartir una colaboración constructiva. Con el tiempo, uno se da cuenta de que el adversario circunstancial, en el caso de los políticos, es simplemente alguien con opiniones diferentes en ciertos temas.

Es importante destacar que siempre existen motivos para lograr acuerdos si ambas partes están dispuestas a escuchar al otro. A lo largo de la historia, la masonería ha servido como un lugar neutral de debate, libre de influencias partidarias tanto políticas como religiosas. Este ambiente neutral ha facilitado la formación de grandes acuerdos, entre ellos la constitución del guion nacional. Aunque no hay documentos formales que lo respalden, el misterio del pavón ilustra cómo, en ciertas batallas, se tomaron decisiones estratégicas sin una explicación clara y formal.

La Masonería, en su esencia, promueve la resolución pacífica de conflictos, priorizando la conversación sobre el uso de cualquier tipo de arma.

En términos institucionales, definimos a la Masonería como una institución filosófica, filantrópica, laica y progresista. Hacemos hincapié en la palabra «laica» porque valoramos la diversidad de pensamientos. Buscamos incorporar a personas con diferentes perspectivas, creando un espacio de unidad mínima de trabajo que denominamos logia.

En nuestras logias, fomentamos el intercambio de ideas entre individuos de distintas creencias y afiliaciones, como católicos, judíos, agnósticos, musulmanes, peronistas, radicales, socialistas, y apartidarios. La fortaleza de la Masonería reside en su pluralidad de voces y en la capacidad de encontrar acuerdos, independientemente de la edad, profesión, oficio o ideología.

Recientemente, un periodista nos mencionó que esta búsqueda de unidad en la diversidad es contracultural hoy en día. Sin embargo, para nosotros, siempre ha sido una de nuestras principales fortalezas. Cada logia tiene sus propias reuniones y objetivos, y puede enfocarse en aspectos políticos, históricos o filantrópicos, según sus intereses y proyectos.

La federación de logias en todo el país constituye lo que llamamos la Gran Logia de la Argentina. Al igual que las naciones tienen su propio sistema de organización, la masonería opera de manera similar. Cada país tiene su propia «potencia» dentro del marco masónico. Es importante destacar que, a diferencia de lo que ocurre en la Iglesia Católica con el Papa, no existe una autoridad central única en la masonería, como un «Papa masón».

Sin embargo, existe una confederación masónica mundial, a la que pertenece la Gran Logia de la Argentina, funcionando como un foro de confluencia similar a la OEA para los países en América y la Conferencia Mundial de Grandes Logias para asuntos globales. Estos foros son espacios de diálogo y búsqueda de acuerdos, pero no tienen carácter vinculante.

En Argentina, no aplicamos preconceptos de otras naciones. Es un mito común que los masones tienen una influencia oculta en los países, pero la realidad es que la Masonería es una potencia por país. Cada masón está comprometido a respetar las leyes del país en el que vive. Esta es una condición esencial para ser masón: cumplir con las leyes vigentes, aunque no necesariamente estemos de acuerdo con todas ellas. Trabajamos para proponer cambios y mejoras, pero mientras tanto, cumplimos con las normativas establecidas. Además, para ser admitido en la masonería, se requiere estar dispuesto a escuchar y respetar a quienes piensan diferente.

Es tan simple y a la vez tan complejo en este momento. Aquellos que quedan fuera de la Masonería no lo hacen porque los rechacemos, sino porque no se sienten atraídos por ella. El fanático es quien cree tener la verdad revelada y no está dispuesto a nutrirse de las perspectivas de los demás. La Masonería, por otro lado, es una institución que enseña a través del símbolo. El símbolo es nuestro principal vector de comunicación.

Lo maravilloso del símbolo es que permite el libre pensamiento. Cada persona puede interpretar el símbolo de manera diferente: para mí puede significar una cosa, para Eduardo otra, y para Gonzalo, seguramente, tendrá una interpretación aún más enriquecedora. Con el tiempo, nuestras interpretaciones pueden cambiar, ya que los hombres y mujeres que conformamos la masonería somos seres en constante evolución.

A diferencia de otras instituciones que enseñan a través del dogma, es decir, ideas que se aceptan sin cuestionar, o del signo, que es una codificación universalmente establecida (como la señal de tráfico), la Masonería se basa en la enseñanza a través de símbolos, promoviendo la interpretación individual.

Este enfoque también hace de la Masonería un punto de encuentro, ya que permite discutir temas que han dividido a la humanidad durante siglos, como la naturaleza de Dios. Por ejemplo, hablamos del Gran Arquitecto del Universo, que para el creyente puede ser Dios, para el materialista, el progreso, para el naturalista, la Tierra, y para el agnóstico, el Big Bang. La Masonería deja abierta la interpretación personal de este concepto, permitiendo que cada individuo tenga su propia visión sobre el principio, el creador o la causa primera.

En resumen, la Masonería puede definirse estructuralmente como una federación de logias y conceptualmente como una federación de libres pensadores.

Libre Pensamiento y Masonería

Hoy quiero hablar sobre lo que nos convoca: el libre pensamiento y la Masonería. ¿Qué significa ser un libre pensador? Desafortunadamente, el término «libre pensador» ha sido desvirtuado y a menudo se asocia con la locura. Sin embargo, el libre pensador es alguien que cuestiona incluso sus propias creencias más íntimas, a veces para ratificarlas, pero sin aceptarlas como dogmas indiscutibles. El libre pensador desafía, pregunta y se cuestiona sobre todas las cosas, planteando preguntas aparentemente simples, pero extremadamente complejas que han moldeado imperios a lo largo de la historia.

En lugar de aceptar las cosas tal como son, el libre pensador se pregunta: «¿Por qué es así? ¿Por qué es de esta manera? ¿Cómo podemos transformarlo o cambiarlo?» Este proceso de cuestionamiento y reflexión es fundamental.

La Masonería fomenta el libre pensamiento y busca convertir a sus miembros en ciudadanos activos. En los inicios de la masonería, uno aprende que criticar es fácil, pero estar sentado en la comodidad y quejarse es solo un primer paso. El verdadero desafío es actuar. Y cuando uno actúa, debe interactuar con los demás, construyendo y alcanzando acuerdos.

La Masonería propone un método de trabajo basado en el consenso: trabajemos desde aquello en lo que estamos de acuerdo. Dejamos de lado las diferencias parciales y comenzamos a construir desde el acuerdo. A medida que colaboramos, entendemos que el otro no es un adversario, sino un ser humano con quien podemos llegar a acuerdos, incluso si tiene opiniones diferentes en algunos temas.

Siempre hay motivos para lograr acuerdos si ambas partes están dispuestas a escuchar al que piensa diferente. La masonería, a lo largo del tiempo, ha sido un lugar neutral de debate, ajeno a las divisiones políticas y religiosas. Ha sido en estos espacios neutrales donde se han forjado grandes acuerdos, como el surgimiento del estado nacional. Aunque no siempre haya pruebas o actas documentadas, la masonería ha jugado un papel crucial en la historia, y el llamado «misterio del pavón» es un ejemplo de cómo estos acuerdos se han desarrollado y mantenido.

Misterios y Legado de la Masonería

Existen misterios adornados en la historia de la masonería, como el famoso «misterio del pavón». Este misterio se refiere a la batalla en la que un ejército tuvo la oportunidad de vencer, pero decidió retirarse en lugar de aprovechar su ventaja. No hay un acta o documentación clara al respecto; sin embargo, la historia se narra en conferencias y documentos que muestran cómo el primer Gran Maestre de Argentina, José Roque Pérez, llamó a ambas partes en conflicto para resolver sus diferencias mediante el diálogo masónico, en lugar de recurrir a las armas.

Este acto de retirada y la decisión de resolver el conflicto a través del diálogo se consideran como la base de la unión nacional que dio origen a lo que hoy conocemos como la nación argentina. Los masones han sido fundamentales en la creación de muchas leyes importantes, como la ley de educación libre, la reforma universitaria y otros avances significativos, como se documenta en archivos históricos y publicaciones en redes sociales.

Además, la Masonería jugó un papel crucial en la promulgación de leyes clave, como la ley del divorcio, y en la fundación de instituciones como la Liga Argentina Proclamación. Estos esfuerzos por generar y proteger derechos fundamentales, que hoy damos por sentados, han sido el resultado de debates y enfrentamientos en la sociedad argentina.

El legado de la Masonería es, por tanto, un testimonio de su influencia en el desarrollo de las leyes y derechos en Argentina, mostrando cómo sus principios y métodos han contribuido a la construcción de la nación.

 La Masonería y su relación con la Religión y la Educación

Quiero subrayar que la Masonería no está en contra de ninguna religión, ni de manera particular contra la religión católica. De hecho, ha habido papas masones, como Juan XXIII. Sin embargo, a lo largo de la historia, la Masonería ha sido anticlerical, aunque esto no debe interpretarse como una oposición directa a una religión específica o a la Iglesia en sí.

La Masonería sostiene y promueve la identidad y la igualdad de todas las religiones, así como el derecho a creer o no creer en algo. En un momento en la Argentina, cuando la Iglesia tenía un papel predominante y definía quién tenía derechos y quién no, la Masonería se enfrentó a estos desafíos en defensa de los derechos civiles.

Este enfrentamiento se vivió intensamente y generó tensiones significativas. A pesar de esto, la Masonería no tiene problemas intrínsecos con ninguna cuestión religiosa; considera la religión como un fenómeno individual y familiar. El problema surge cuando estas cuestiones se imponen en el ámbito público.

En Salta, por ejemplo, hay hermanos que forman parte de la Masonería y que han trabajado activamente para garantizar que las instituciones educativas públicas permanezcan neutrales en términos religiosos. La oposición a la educación religiosa en las escuelas públicas no se debe a una hostilidad hacia la religión, sino a la creencia de que la educación pública debe ser accesible y libre de influencias religiosas para todos.

La Masonería sigue defendiendo estos principios en su trabajo, buscando siempre promover la igualdad y el respeto por todas las creencias en un entorno educativo inclusivo.

La Educación Laica y la Fraternidad en la Masonería

No podemos segregar por religión ni mucho menos por ideología. La religión, al ser partidaria, no debe influir en la educación pública. Recientemente, este tema llegó a la máxima instancia del Tribunal Supremo de Justicia de la Nación, donde la Gran Logia de Argentina, entre otras instituciones, presentó su posición sobre la necesidad de una educación laica.

En nuestra cultura, hemos argumentado que la educación debe ser laica porque entendemos que, como federación de libres pensadores agrupados en logias, es fundamental mantener la neutralidad religiosa en el ámbito educativo. Las logias son el espacio donde se llegan a acuerdos y se trabaja para construir una sociedad más armoniosa.

Creemos que la fraternidad es esencial para que, a pesar de que algunos enfoquen en la libertad y otros en la igualdad, sin fraternidad nada de eso es posible. La fraternidad permite la colaboración y el entendimiento mutuo, lo cual es necesario para construir una sociedad mejor.