EL MILITANTE SALTA – REDACCIÓN. – Mientras el mundo sigue lidiando con sus problemas mundanos como el cambio climático, la inflación, o los conflictos internacionales, en Venezuela ya llegó la Navidad. Sí, así como lo leen. Porque cuando eres Nicolás Maduro, y el país está sumido en una crisis económica y social interminable, ¿qué mejor solución que adelantar la Navidad? ¡Y listo! ¡Problema resuelto!
Navidad en Octubre: ¡Que viva la creatividad bolivariana!
Venezuela ha demostrado, una vez más, que no necesita de esos aburridos calendarios gregorianos impuestos por los imperialistas. ¿Quién dijo que la Navidad debe ser en diciembre? ¡Eso es pensamiento lineal, burgués y opresor! En una muestra de creatividad sin igual, el gobierno bolivariano ha decidido adelantar la Navidad a octubre. «¿Y por qué no?» se pregunta uno. Total, si se puede cambiar la realidad con un decreto, también se puede cambiar la fecha del nacimiento del niño Jesús.
Y así, con un golpe de gracia de inspiración navideña, Maduro anunció el inicio de las fiestas decembrinas cuando aún faltaban más de dos meses para diciembre. ¿Preocupado por la inflación, la falta de medicinas, o la escasez de alimentos? ¡No importa! ¡Todo es más llevadero con un poco de “Jingle Bells” de fondo!
El Espíritu Navideño Bolivariano: Sazonado con racionamiento
Como parte de este adelantado regalo navideño, el gobierno ha decorado algunas calles con luces de Navidad, encendido algunos arbolitos en Caracas y, quién sabe, hasta habrá repartido uno que otro bono navideño para que la gente celebre. Claro, eso si es que alguien tiene energía eléctrica en casa para poder enchufar las luces. Porque, recordemos, en Venezuela, el espíritu navideño bolivariano viene bien sazonado con cortes de luz, racionamiento de agua, y largas filas para conseguir gasolina. Pero eso sí, con la esperanza de Papá Noel revolucionario.
Porque nada dice «¡Feliz Navidad!» como estar en una cola de cuatro horas para llenar el tanque del auto, mientras escuchas un villancico que se corta cuando el generador de emergencia del barrio se queda sin combustible.
De crisis a Navidad en un trineo lleno de ideales
Si algo ha demostrado Nicolás Maduro es que no hay crisis que no se pueda maquillar con un toque festivo. La inflación galopante, los salarios pulverizados, y el éxodo masivo de venezolanos a otros países no son nada que una buena dosis de espíritu navideño no pueda resolver. “¡La Navidad es tiempo de paz, amor y aguinaldos en bolívares devaluados!”, podría decir el presidente, con una sonrisa de niño que acaba de abrir su regalo.
Y es que, para Maduro, la Navidad no es solo un tiempo, sino un estado de ánimo. ¿Te faltan medicinas? ¡No te preocupes, canta un villancico! ¿No encuentras alimentos? ¡Piensa en lo bien que lo pasarás decorando un arbolito! ¿El transporte público es un desastre? ¡Imagínate que vas en el trineo de Santa Claus y el calor infernal de Caracas es en realidad el Polo Norte!
El regalo de Maduro: Un país en ruinas pero con espíritu festivo
Así que este año, el gobierno bolivariano ha decidido regalarnos unas cuantas semanas extra de Navidad. Porque, al parecer, no hay nada que no pueda arreglarse con un arbolito, unas luces y el clásico «Feliz Navidad» de José Feliciano sonando por todos lados. Un país en ruinas, pero con espíritu festivo.
Al final del día, uno no puede evitar preguntarse: ¿Será que Maduro está probando alguna nueva estrategia económica basada en el principio de «Navidad eterna»? Quizás piensa que, si mantenemos la Navidad todo el año, la crisis se convertirá en un mal recuerdo, una especie de Grinch superado por el poder de los cantos revolucionarios.
Conclusión: ¡Feliz Navidad Bolivariana, Comandante!
Mientras tanto, los venezolanos siguen luchando día a día por sobrevivir. Y aunque la Navidad llegue temprano este año (y quién sabe, tal vez el próximo año sea en julio), lo cierto es que los problemas del país no desaparecen con luces y adornos. Pero, al menos, Maduro nos ha dado algo de qué hablar. Y por eso, ¡gracias, comandante! Porque mientras otros líderes se quedan en las aburridas políticas de austeridad, usted nos recuerda que todo es posible cuando el delirio se viste de fiesta.
Din, don, dan, en Venezuela ya es Navidad… ¿o debería decirse con ironía?