EL MILITANTE SALTA – REDACCIÓN. – Hoy, 15 de Setiembre de 2024, una vez más, Salta se envuelve en un manto de fe y devoción para renovar como hicieran nuestros mayores, el Pacto de Fidelidad con las sagradas Imágenes del Señor y la Virgen del Milagro. Este acontecimiento, que trasciende los tiempos y se ha convertido en una tradición inquebrantable, no sólo reafirma la comunión espiritual del pueblo salteño con su fe, sino que también rememora el espíritu de conciliación y paz que ha caracterizado a esta tierra desde sus raíces más profundas.
Salta, conocida por su devoción y arraigo a sus creencias, también es una tierra de pactos históricos, donde lo político y lo espiritual han sabido encontrar caminos de diálogo y entendimiento en los momentos más críticos de su historia.
Así como el Milagro y la renovación del Pacto de Fidelidad marcan el talante del salteño, de la misma manera esa disposición al diálogo y al consenso, marcan su carácter de constructores de la Paz en los tiempos más convulsionados de la historia.
Uno de los ejemplos más emblemáticos de esta vocación conciliadora es el Pacto de los Cerrillos, firmado el 22 de marzo de 1816 entre el General Martín Miguel de Güemes y el general José Rondeau.
Este acuerdo, que en su momento salvó a las Provincias Unidas del caos y el enfrentamiento entre hermanos, fue una obra maestra del diálogo. Rondeau, quien había intentado remover a Güemes de la gobernación de Salta, encontró en el joven general gaucho no sólo a un hábil militar, sino también a un hombre comprometido con la paz. En lugar de una confrontación fratricida, el Pacto de los Cerrillos permitió que ambos líderes dejaran de lado sus diferencias por un bien mayor: asegurar la estabilidad en la región y permitir que el Congreso de Tucumán siguiera adelante, dando lugar a la declaración de la Independencia.
Este espíritu de conciliación, que evitó una guerra civil en el momento más crítico de nuestra historia, sigue presente en este acto de fidelidad y compromiso que los salteños renuevan hoy, no sólo con la Patria, sino también con su Fe.
El Pacto de Fidelidad, que se sella cada año durante la celebración del Milagro, es la expresión más pura de esa comunión entre el pueblo, sus creencias y sus convicciones.
Así como en 1816 el diálogo entre Güemes y Rondeau permitió consolidar el camino hacia la independencia, hoy, este nuevo Pacto de Fidelidad reafirma la unión del pueblo salteño con el Señor y la Virgen del Milagro, invocando la protección de la Providencia para la provincia de toda adversidad y consolidando un sentido de identidad y pertenencia que ha perdurado a lo largo de los siglos.
En Salta, los pactos no solo han evitado el enfrentamiento, sino que han sido la base sobre la cual se ha construido una sociedad que valora la paz, el diálogo y la fe. Recientemente, el “Pacto de Güemes”, ha permitido cohesionar a los salteños detrás de un mismo proyecto de provincia en defensa de la Región y del federalismo.
Desde aquel Pacto de los Cerrillos hasta el actual Pacto de Fidelidad, esta tierra nos enseña que solo en la unidad y el compromiso mutuo podemos encontrar el camino hacia el progreso y la esperanza.