EL MILITANTE SALTA – REDACCIÓN. – La extensa bibliografía que legó el general Perón para la consulta política trasciende los límites del tiempo y de los espacios. No se trata de no ser peronista para no leer aquellos escritos, sino que todo ciudadano con vocación política y de participación, debe tener entre sus libros de consulta el pensamiento Perón, porque de otro modo no se puede comprender a la política contemporánea.

Básicamente, como el “Modelo Nacional” se comprende a un conjunto de lineamientos políticos para un proyecto de Nación anunciado por el Presidente Juan Domingo Perón el 1º de mayo de 1974 en la apertura de las Sesiones Ordinarias del Congreso Nacional. Un texto esencial que constituye su testamento político.

Al esbozar el «Modelo Argentino», Perón, planteaba una visión que trascendía los límites nacionales, pero que paradójicamente, demandaba un mayor nacionalismo para enfrentar los desafíos de los tiempos venideros. En sus escritos, Perón define dos grandes etapas en la evolución del país: primero, un periodo continentalista, y luego, un camino hacia el universalismo. Perón es claro al advertir que, para no quedar relegados en el contexto global, Argentina debía fortalecer su carácter nacionalista más que nunca.

Esta propuesta puede parecer contradictoria, porque se podría pensar que, si el objetivo final es integrarse al mundo, el nacionalismo debería reducirse. Pero Perón argumenta lo contrario: para que Argentina no entre como un actor subordinado en estos procesos globales, necesita consolidarse como un país serio y fuerte, que pueda negociar desde una posición de igualdad. La historia de las grandes revoluciones refuerza esta idea: todas las transformaciones profundas, ya sea la Revolución Cubana con su lema «Patria o Muerte» o la resistencia en la Segunda Guerra Mundial, se llevaron a cabo bajo un fuerte sentimiento nacionalista. Las revoluciones que no fueron nacionalistas, dice Perón, son aquellas impuestas desde afuera, como la Revolución Fusiladora o el Proceso de Reorganización Nacional, que lejos de buscar el desarrollo del país, obedecieron a intereses foráneos.

Perón invitaba a todos los argentinos, no sólo a los peronistas, a leer el «Modelo Argentino». En este texto se reflejan los ideales que marcaron el final de su vida, cuando abogó por la unión de los argentinos, como lo simbolizó su abrazo con el líder radical Ricardo Balbín. «Unidos o dominados» era su advertencia sobre el destino de Latinoamérica: si los países de la región no se integran y cooperan, estarán condenados a la subordinación.

Perón también veía con preocupación el rol de las grandes potencias en la región. Estados Unidos, en particular, no podía permitir que potencias emergentes como Rusia o China ganaran influencia en Latinoamérica. En este contexto, el caos fomentado en diversas zonas del mundo, como Medio Oriente y ahora en Ucrania, responde a una estrategia para mantener el dominio global estadounidense. La política exterior agresiva de los neoconservadores, que comenzó con Reagan y alcanzó su punto culminante con la administración Bush, busca precisamente conservar la hegemonía a través del conflicto y la intervención.

En este análisis geopolítico, Perón comprendía que Latinoamérica también estaba bajo amenaza. Estados Unidos tiene intereses en mantener su influencia en la región, y cualquier intento de los países latinoamericanos por unirse y fortalecerse será visto como una amenaza para ese dominio. La lección para Argentina y la región es clara: solo unidos y fortalecidos podrán los argentinos resistir las presiones externas y encontrar un camino de desarrollo independiente.

El «Modelo Argentino» de Perón sigue siendo una referencia esencial para entender la visión de un país que, al tiempo que busca su lugar en el mundo, debe reforzar sus raíces nacionales para no quedar atrapado en las garras de intereses foráneos. La historia demuestra que los pueblos que no se organizan y fortalecen desde dentro, son fácilmente dominados desde afuera.

Por eso, hoy carece de razón decir “Hay que volver a Perón”, no, el tiempo y la visión del líder aconsejan que en realidad, “Hay que ir hacia Perón”.-

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