EL MILITANTE SALTA – REDACCIÓN. – La ambientación sombría, listones de telas colgantes de color casi bordó con bordes dorados que rememoraban los fastos romanos y más trágicamente, la decoración de los actos del nacionalsocialismo o el culto al “Duce” del fascismo. El discurso del “Gordo Dan”, un famoso twitero que propone la adhesión ovejuna a Javier Milei, que hacía a los asistentes repetir de memoria la frase fundacional de esta facción: “La libertad es el respeto irrestricto al proyecto de vida de…”.

En el medio, el jefe de la facción desde el micrófono declara “Somos el brazo armado de Javier Milei”, su “Guardia pretoriana” y barbaridades por el estilo. Decimos barbaridades porque ese léxico es contraproducente y opuesto a todo sentido democrático.

Lo que hay que denunciar es el criterio mesiánico de esta gente; la bandera central del escenario rezaba «Argentina será el faro que ilumina el mundo», tiene resabios a «Deutschland über alles» (Alemania sobre todo), una adaptación del himno alemán utilizada por la propaganda nazi para resaltar la supremacía y centralidad de Alemania en su visión del orden mundial.

En el discurso del desarrapado mental que condujo esa versión política de un acto espiritista, se exaltó la figura del “líder”, se habló de “el jefe” y se autodenominaron “Guardia pretoriana” del líder, un concepto del imperio romano que hacía referencia al emperador y que también tiene connotaciones nazifacistas: «Ein Volk, ein Reich, ein Führer» (Un pueblo, un imperio, un líder), todo, un conjunto dialéctico que connota un desprecio absoluto por la democracia y la República.

Pero la frase más peligrosa es “Dios, Patria y Familia”, porque resulta un despropósito en una facción que se autodenomina “anarcoliberal” y lo cual denuncia la dispersión mental de esta gente.

Esa expresión era el eslogan de la tristemente recordada “Tradición, Familia y Propiedad” (TFP), precisamente, el “brazo armado” de la facción más ultramontana, reaccionaria y retorcida del catolicismo militante, que en los años 70, se paseaba por Buenos Aires, portando pendones y alegorías propias del Imperio Romano, con sus capas rojas, exaltando la condición de todos adolescentes arios, rubios y de cabellos muy cortos. Paso marcial, casi paso de ganso (un modo de desfile militar para quien no sepa) y que terminaron más de una vez en una trifulca en las calles con los que hoy vendrían a ser “Los zurdos de m…”. estos sectores terminaron conformando la cúpula de Montoneros. La historia se repite, precisamente, porque nadie conoce la historia.

Integrantes del grupo faccioso Tradición-Familia y Propiedad, desfilando por las calles de Buenos Aires – Década del 70.

Conviene advertir el peligro que estas expresiones entrañan, toda vez que reflejan la intención de consolidar un régimen totalitario y dominante que intente proyectar su influencia como un eje del mundo político y cultural.

Los nacionalismos extremos y estas ideas mesiánicas han sido la causa hasta -en una hipótesis de máxima, obviamente-, de las guerras mundiales. En este caso, en esta Argentina con una historia tan compleja y tan comprometida con lo que fueron regímenes autoritarios, hay que encender las alarmas frente a estos grupos o movimientos para evitar posibles desviaciones que terminen atentando contra el supremo valor de la Democracia y la República.

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