EL MILITANTE SALTA – REDACCIÓN. – Desde que se viralizó el video del comedor donde el malogrado “asesor” político, Darío Monges, se entrevistara con el narco, Cristian “El Gringo” Palavecino, ese sitio se ha convertido en un lugar icónico, casi pareciera una meca (leer bien, meca, no “merca”) de peregrinación de personajes reconocidos de Salta.
En este punto, es necesario distinguir muy bien los campos, porque los nombres que el supuesto gestor político mencionaba, sin pruebas fehacientes, no pasa más allá de una especulación y el uso indebido de ese material se transforma en calumnia. Porque mientras la justicia no actúe imputando a alguien supuestamente comprometido, todo se reduce a un culebrón de media tarde.
Precisamente, por ese camino transita la cuestión central; la divulgación y manipulación de esa conversación fue sin duda una maniobra muy bien calibrada para desatar un vendaval político y jurídico. Allí está el límite que separa a la denuncia de la operación mediática “en contra de…”. En ese punto es donde, sin ninguna investigación seria previa, un grupo de autopercibidos “periodistas” han generado una zaga de videos en las redes calificando en carácter de semiplena prueba que cualquiera que sea mencionado, es decididamente narcotraficante.
La cuestión es que en materia de periodismo, esas visitas al comedor más famoso de Salta, han servido para exponer, por una parte, la degradación del oficio en boca de elementos que toman una publicación de un diario de algún lugar y afirman categórica y temerariamente, cosas como que “La familia (…) maneja todo el narcotráfico en la provincia” y hasta afirman que son propietarios de “todos los laboratorios de la provincias y del norte”. Otros, que gustan llamarse como “Medios grandes”, han optado por el silencio, incapaces de responder en favor por lo menos por ética a quien les paga.
La cuestión es que en Salta ya se ha impuesto esta nueva moda de la “video-denuncia” y donde la mesa del comedor del “Gringo” Palavecino parece que ha sido más frecuentada que la de Mirtha Legrand.
Alguien ha dicho que “Esto recién comienza, porque hay más material”. A medida de que siguen apareciendo videos de esa cámara desde la cual el capo narco grababa todas sus entrevistas, nuevas caras y personajes parecen sumarse a las visitas que recibía el criminal ahora detenido en Ezeiza.
El chismorreo popular no puede menos que hilvanar comentarios y conclusiones, del modo, “Con razón viajaba a…”, o “Claro, eso explica su nivel …”, y similares. Triste cosa sería terminar comprobando que más un probo ciudadano o funcionario respaldaba su nivel transando en esa mesa.
Esta saga de “video-denuncias”, hace que el lector se pregunte inevitablemente: ¿A quién más faltará ver sentado a esa mesa?
Esto ya parece la propaganda de un conocido juego de azar: ¿Y si la semana que viene, te toca a vos?