EL MILITANTE SALTA – REDACCIÓN. – La reciente denuncia de los veteranos de la Guerra de Malvinas sobre la reducción en la cobertura de medicamentos esenciales por parte de PAMI no solo resulta alarmante, sino que también representa una deuda moral y social que como sociedad no podemos permitir.
Aquellos que lucharon bajo nuestra Bandera y cargan con las secuelas físicas y emocionales del conflicto hoy se encuentran en una situación de vulnerabilidad inadmisible.
Los Veteranos, quienes hasta hace poco gozaban de una cobertura del 100% en sus medicamentos, ahora deben pagar porcentajes significativos, que van desde el 40% al 60%. Esto incluye tratamientos cruciales para enfermedades como diabetes, cáncer y trastornos psiquiátricos, muchas veces vinculados directamente con las secuelas del conflicto de 1982. Ante esta situación, distintos Centros que agrupan a los Veteranos de Guerra, han exigido la restitución inmediata de la cobertura completa, advirtiendo que, de no revertirse, recurrirán a acciones legales para garantizar los derechos de los excombatientes.
Lo más preocupante es que esta medida, no sólo contradice las declaraciones oficiales de PAMI, que asegura que los Veteranos están exentos de los recortes, sino que también incumple lo estipulado en el Programa Nacional de Atención a Veteranos de Guerra y sus Familias. Este retroceso representa una violación flagrante de los derechos humanos, al poner en riesgo la salud y el bienestar de quienes deberían ser un grupo prioritario de protección estatal.
El impacto de esta política no puede subestimarse. Al tratarse de medicamentos para enfermedades crónicas, la falta de acceso puede tener consecuencias fatales para muchos veteranos. «Esto es un genocidio», alertaron, enfatizando que esta situación podría desembocar en graves consecuencias para una población ya castigada por las cicatrices del pasado.
En el contexto actual, resulta incomprensible que mientras se recorta en áreas sensibles como esta, PAMI reporte un aumento en sus gastos generales. Esta contradicción no solo genera indignación, sino que también pone en tela de juicio la gestión de recursos en un organismo clave para la salud de millones de argentinos.
Como sociedad, debemos reflexionar sobre el trato que estamos dando a nuestros héroes de Malvinas. Su sacrificio, lejos de ser olvidado, debería ser motivo de acción para garantizarles una vida digna, especialmente en un aspecto tan básico como el acceso a la salud. Con los Veteranos de Malvinas, no se negocia. Es hora de que las autoridades den una respuesta inmediata y contundente, demostrando que el compromiso con quienes dieron todo por la patria sigue vigente.
En honor a su valentía y sufrimiento, esta causa nos compromete a todos.