Tras varias jornadas de complicaciones, el Gobierno Nacional despliega la estrategia para correr del centro de la escena al presidente Javier Milei, al concentrar las energía en cuestionar al asesor presidencial, Santiago Caputo, por su intervención en la entrevista que brindó el mandatario para aclarar su participación en lo que se conoce como el criptogate

De esta forma, las principales voces de la administración se cuidaron de mostrarse críticos al accionar de Caputo que, acostumbrado a ser blanco del periodismo, recibe “los retos” sin chistar. 

Esta mañana, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se sumó a la ola de cuestionamientos al sostener que el asesor interrumpió por “una estupidez” y afirmó que “habrá aprendido una lección: nadie es superpoderoso”.

“Todas las cosas tienen sus límites, el Presidente se lo ha marcado y me parece importante”, definió en declaraciones a Radio Rivadavia. 

Lo llamativo es que 24 horas antes, el propio Francos, siempre medido en sus declaraciones, había asegurado que la intervención del consultor correspondía un movimiento propio de su cargo en una entrevista presidencial grabada. “Esas cosas pasan en las notas grabadas, cuando se dice algunas cosas que quedan mal, un furcio, hay que corregir”, supo sostener.

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