La historia otra vez nos ha puesto de pie, y no hay marcha atrás. Nos convoca el deber sagrado de movilizarnos, de encender nuevamente la llama del verdadero espíritu peronista, ése que nace del Pueblo y no de los despachos. ¡Porque ya es intolerable el atropello de una dirigencia nacional que aún cree que la Argentina se diseña desde el Puerto, como en los peores tiempos de la oligarquía vendepatria!

¡No venimos a pedir nada! ¡Venimos a exigir! ¡A exigir la devolución inmediata de lo que por historia, por lucha, por sangre militante y por justicia nos pertenece!

Porque, esta intervención al PJ de Salta, constituyó un robo a mano política armada donde se han bastardeado nuestros Símbolos, se han silenciado nuestras voces y se ha legalizado la traición desde el poder central. ¡Y eso no se perdona, se combate! Y donde intentan callarnos, ¡alzamos la voz hasta que el Pueblo despierte!

Los peronistas, en uso de nuestros principios y en ejercicio de nuestra militancia, decimos públicamente que el Partido Justicialista no se alquila ni se entrega como trofeo a burócratas de escritorio, ¡Al Partido Justicialista se lo defiende como se defiende a la Patria!

Porque, precisamente, en la tríada de los enunciados peronistas, el General Perón nos delineó el camino: “Primero la Patria, luego el Movimiento y por último los hombres”. Esos hombres que obraron como adversarios de turno, y también aquellos otros, los propios, que creyeron que podían manosear los Símbolos sagrados del peronismo sin consecuencias; todos se han equivocado.

A esos, les recordamos también la enseñanza peronista que nos indica claramente que: “El que atenta contra el peronismo, no es peronista. El que divide al peronismo, trabaja para la oligarquía, y el que conspira contra el Pueblo, traiciona al Peronismo”. 

De todos y cada uno de ellos está constituida esta intervención ordenada desde arriba y rubricada con la firma de la señora Cristina Fernández de Kirchner, que, en vez de fortalecer la unidad, le clavó una puñalada a la militancia real, a los verdaderos peronistas del Pueblo, para encaramar en la “conducción” del PJ de Salta a unos oportunistas que pensaron que por la fuerza lograrían lo que nunca pudieron por los votos, como ha quedado palmariamente demostrado que el Pueblo ha rechazado a esta pandilla de usurpadores. ¡Las urnas han hablado claramente!

¿Sabrán acaso, en Buenos Aires, en los escritorios del poder central, de las lágrimas que derramaron nuestras compañeras? ¿Sabrán de la bronca de las militantes que no podían cantar la Marcha ni usar nuestro Escudo, tampoco nuestras Banderas y nuestro nombre? ¿Sabrán del dolor de vernos obligados a competir en la propia tierra como si fuéramos extraños?

Podemos afirmar sin temor al equívoco que no saben de estas emociones, porque el Peronismo es un sentimiento y no una organización burocrática que se gerencia desde un escritorio. Se equivocaron aquellos que pensaron que militancia es sinónimo de rebaño. 

Y así lo hemos demostrado, sin titubeos ni dobleces. Porque a pesar del ultraje, del desprecio y de los intentos por doblegarnos, los militantes peronistas nos plantamos con firmeza, como robles en plena tormenta. Nos quisieron de rodillas pero nos encontraron de pie. Nos quisieron dividir y respondimos con unidad y coraje.

Con la herida abierta, sí; pero con el pecho ardiendo de convicción.

Con el corazón caliente; pero con la frente más alta que nunca.

Y con la dignidad intacta, esa que no se negocia, no se alquila y no se entrega.

Porque podrán robarnos un sello, pero jamás la identidad. Podrán usurpar nuestra Sede, pero jamás la conciencia del militante. Y podrán prestarse el nombre del Partido, pero jamás serán peronistas. ¡Militamos, dimos la pelea, armamos listas con lo mejor de nosotros, y salimos a ganar!

¡Y GANAMOS!

Ganamos con nuestros votos y con nuestras convicciones a una intervención artera, avalada sólo por los traidores a la Causa peronista. ¡Le ganamos a los acomodos, a los sellos vacíos y a la soberbia foránea!

El peronismo salteño ha vuelto a demostrar que conserva su esencia peronista y que la mística señalada por Evita y que los principios de la doctrina del General Perón, se mantienen vivos y alertados para repeler a los oportunistas y vendepatria. Porque el Peronismo es Patria y haberse convertido en un sicario de una intervención foránea, es también ser un oligarca vendepatria. 

Que se escriba y se divulgue: ¡El peronismo NO FUE VENCIDO!

Aquí no alcanzó el decreto, ni el sello prestado, mucho menos la traición. Porque el Peronismo es un río genético, es una víscera social y una llama espiritual. El Peronismo vive en las calles, en los barrios, en la lucha diaria del Pueblo trabajador.

¡Habemos madres y padres que no criamos hijos para la dádiva ni para el clientelismo! ¡Que soñamos con un futuro de grandeza, fraguado en la dignidad que otorga el trabajo, el desarrollo y la promoción humana!

Por eso respaldamos con firmeza el rumbo político del gobernador Gustavo Sáenz, porque ha sabido poner en el centro de su gestión el bienestar de los salteños y el desarrollo estratégico de nuestra provincia. Allá están las políticas productivas concretas y las iniciativas transformadoras como la Mesa del Litio. El gobernador, Sáenz ha demostrado que se puede construir una Salta con oportunidades, con visión federal, y con un horizonte que supere el asistencialismo y apueste a la movilidad social ascendente.

Decimos así porque entendemos que la gobernabilidad no es sumisión ni obediencia ciega: es compromiso real con el Pueblo, es conducción con coraje, y es responsabilidad con la gente.

Y si otras fuerzas lo entienden, ¡El Peronismo también debe hacerlo!

Porque ¡Salta está primero, compañeros! ¡Primero están los salteños, primero el pueblo!

Lo decimos desde nuestra Doctrina, con Perón y con Evita en el alma: El Pueblo es el que manda. El Pueblo es el que construye. Y el Partido es la casa de ese Pueblo.

Por eso hoy, con la frente en alto y la palma que anuncia la victoria en nuestras manos, venimos a exigir, no a pedir: ¡Devuelvan el Partido Justicialista a los peronistas de verdad!

¡Basta de intervenciones digitadas desde escritorios lejanos!

¡Basta de mandatos a control remoto y de sellos sin alma, vacíos de Pueblo, vacíos de Patria!

El Partido no es una franquicia ni una propiedad privada: es la herramienta de lucha del Movimiento Nacional Justicialista.

Por eso no aceptamos que se lo arrebaten a quienes lo construyen todos los días, en los barrios, en las calles, en la lucha.

Desde la calle les ganamos, desde la militancia les marcamos el rumbo, y desde el corazón les decimos: retírense. ¡Es hora de que se vayan!

Porque el Peronismo no reconoce patrones ni amos. No se vende, no se alquila, no se traiciona. El Peronismo es del Pueblo. Nació del Pueblo y al Pueblo se debe. Y ese Pueblo —el único heredero legítimo de la doctrina de Perón y de la pasión de Evita— ya habló, ya eligió, y lo hizo con dignidad y con coraje. ¡No hay nada más por discutir! ¡Es llegado el momento de comprometerse y militar!

También es llegada la hora en que nos devuelvan el Partido a los militantes. Sin violencia, sin odios y mucho menos con ánimo de venganza. La sociedad espera una actitud de madurez política de parte de sus dirigentes y representantes. Y ésta es la oportunidad que tenemos de demostrar que frente a la violencia institucional que representa la intervención, nosotros oponemos la discusión política. 

Por eso, frente al armado espurio de listas de acomodados y frente a la crisis institucional, nosotros venimos a oponer el ejercicio democrático que representa al voto de los afiliados: ¡Queremos elecciones! ¡Queremos la democratización del PJ de Salta a través del sufragio! ¡Llamemos a elecciones!